domingo, 1 de abril de 2018

FELIZ PASCUA




Resucitó

En la tarde del viernes,
las instituciones del poder
exterminaron de la tierra
al justo vulnerable.

En el cuerpo de Jesús
expresaron su deseo,
de reducir a polvo,
su carne y su memoria.

El espíritu de Jesús
ardió como una antorcha
de fracaso, de angustia,
y de abandono de Dios.

Y ante tanta injusticia
el Padre se calló,
con un silencio de hielo
que congeló la historia.

La mañana del domingo,
el Padre engendró la Palabra
que abrió toda realidad,
a la esperanza infinita.

El espíritu de Jesús
experimentó el abrazo,
que siempre estuvo a su lado
sin distancia ninguna.

El cuerpo resucitado
llevó hasta la eternidad
los golpes, las caricias,
y la tierra de los caminos.

Y en medio del poder
sorprendió una comunidad
de pobres y de excluidos
que fecunda todos los siglos.

(Benjamín G. Buelta, sj)

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