miércoles, 21 de febrero de 2018

JESÚS, SIGNO DE VIDA





No les resultaba fácil ver en Jesús un signo, una llamada de conversión, de vida, de encuentro, de alianza, de amor. Si Jonás, a pesar de sus temores, sus huidas, sus limitaciones, predicando tres días en la inmensidad de la ciudad de Nínive, logró que hiciesen penitencia y vistiesen de saco durante cuarenta días y llamarles así a una nueva vida. Pero a Jesús lo veían como al hijo del artesano, a un molesto predicador que dejaba en evidencia las incoherencias de los escribas y fariseos; a un taumaturgo al que seguían los pobres y enfermos; a un impuro que convivía con los pecadores y que aceptaba a la escoria de la sociedad. Pero no veían más allá de la epidermis y de sus intereses. 
Jesús es signo de muerte y vida, de reconciliación y perdón, de encuentro y gracia, de vida y amor. Es signo del Dios que entra en las profundidades de la muerte del hombre para rescatarlo y darle vida. Es signo, no externo, es vida.
Hoy Jesús camina por nuestras calles y aldeas, entra en nuestras casas y en nuestro corazón, en las decisiones y miedos, pasa por nuestras búsquedas para gritarnos "convertíos y creed en el Evangelio"
Nosa Señora da Franqueira axúdanos a abrir os ouvidos e o corazón á voz do Señor
Feliz día
Xabier Alonso
A Franqueira
21/02/2018

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