viernes, 12 de febrero de 2016

CUARESMA: NUEVOS AYUNOS Y PENITENCIAS



Sorprende, por lo menos a mí, comprobar como se prolongan los carnavales. Ya el año pasado, a causa de la lluvia, hubo lugares que fueron retrasando la festividad y ya estábamos en el tercer domingo de cuaresma y había gente disfrazada en algunos pueblos. Este año creo que va por los mismos derroteros. Considero varias cuestiones. Una es la ocultación de la realidad a través de la fiesta. Así como se oculta el rostro a la vista de los demás, también queremos obviar la realidad, no porque nos canse ver lo que pasa, sino porque deseamos huir del sufrimiento ajeno. Escuchaba el otro día en una tertulia radiofónica el miedo que existe a enfrentarse al sufrimiento, porque no estamos preparados para lo limitado, la impotencia  no saber que hacer o a asumir los propios miedos. La dureza de la vida situó a muchas personas ante ésta con una serenidad que ahora es heroica. Al mínimo dolor lo ocultamos, al fracaso nos intentamos crecer, ante la evidencia de las tragedias nos ponemos una careta.
Considero también que el calendario gira en torno a fiesta, que significa gasto, consumo, derroche, etc. Y el desmadre no es algo ajeno a las personas de cualquier edad. Comentaba el otro día lo pasmado que me quedaba al saber de las borracheras que hay en algunas fiestas y romerías. Con la escusa de una fiesta, incluso religiosa, como personas de una edad más bien madura no tienen reparo en consumir alcohol y solo entienden ésto como forma de divertirse. Esto resta autoridad a la hora de poder ayudar a los jóvenes  a tener una forma sana de divertirse, sobre todo, vete ahora a decirles que no hagan botellón.
Pero todo esto viene también porque hemos comenzado los tiempos de la penitencia, de la abstinencia, del ayuno, de las limosnas... y eso siena a chino. Nos traslada a tiempos antiguos, a costumbres trasnochadas, a incoherencias que siempre salen a flote, a hipocresías que se llenan la boca a decir los detractores de ,la cuaresma.
Lo que necesito decir es que un número bastante elevado de feligreses ya no saben lo que son las bulas, ni esas cosas de las que hablan algunos para denostar las abstinencias y los ayunos. Que algunos consideramos el carácter pedagógico de las cuaresma como tiempo que nos enseñar a moderar nuestros deseos, a afianzar nuestra voluntad, a saber tomar decisiones, a no satisfacernos con lo que consideramos que da felicidad, a saber abandonar lo superficial, a saber renunciar en favor del otro, a solidarizarnos con el que no tiene, a pasar hambre con los hambrientos, frío con los desnudos...
Me alegra llegar a la cuaresma porque se abre la puerta de la misericordia para una nueva oportunidad para reconocer el amor de Dios que perdona. A sanar las heridas del corazón, a recuperar la belleza del alma, a reparar el daño causado.
Una cuaresma en la que ayunar es decir no al egoísmo y sí a la generosidad, no al individualismo y sí al encuentro, no al pesimismo y sí a la esperanza, no a al pecado y sí a la gracia, no al exceso y sí a la austeridad, no a la tristeza y sí a la alegría, no a pensar en uno mismo y sí a la disponibilidad. 
Es fácil organizar el menú ausente de carnes y viandas, pero es más complicado poner en la mesa del mundo el alimento para todos. Comencemos cada uno por dar de comer al hambriento, no con lo que nos sobra que llegaría para alimentar a todos, sino, con lo necesario por justicia. No esperemos a que nos lo den hecho y fácil, atrevámonos a hacer lo que no están dispuestos muchos.

Nosa Señora da Franqueira danos fame de xustiza e santidade.
Feliz día
Javier Alonso
A Franqueira
12-02-16

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