jueves, 3 de septiembre de 2015

PROMESAS



A las puertas de la celebración de los días solemnes de la Natividad de la Virgen, y que, en este Santuario de A Franqueira son días de renovación de nuestra devoción á Virxe da Fonte da Franqueira, deseo tocar un tema, que, desde hace tiempo quiero comentar: las promesas. Se que es un tema delicado, y, voy a pasar de puntillas, con el máximo respeto e invitando también a una reflexión. Iré dando pistas para que cada uno piense y dedique un momento a orar.
1.- Una herencia. Es algo que hemos aprendido de nuestros mayores, a veces, un poco deformado o desafortunado. Pero es una forma de entender la relación, en este caso con la Virgen, y que parte del propio interior, de nuestra conciencia.
2.- Un diálogo. Ante una dificultad, un problema, una enfermedad, entramos en diálogo confiado proponiendo al Señor, por intercesión y el ejemplo de la Virgen o de los santos aquello que nos muestra la debilidad de nuestra existencia, nuestra fragilidad y nuestro sufrimiento.
3.- Es más que un intercambio. A veces lo simplificamos con la frase "si me concedes esto te prometo", sino que es un pacto, una alianza, que, que primer lugar debe ser la renovación de la primera de las alianzas, la sellada por Dios con nosotros, en Cristo por el Espíritu, que es el Bautismo. Una alianza que deberá ser muestra de amor y respeto. No es un pacto mercantilista, sino, el ofrecimiento de nuestra propia vida, la ofrenda se una nueva forma de vivir, confiado, agradecidos, convertidos al amor de Dios.
4.- Un sacrificio resultado del amor. Las personas están dispuestas a todo por amor a los suyos, los esposos, los padres por los hijos, los amigos, el amor y la amistad se demuestran a través de muchas formas en que nos ofrecemos a los demás, estando tiempo con ellos, teniendo detalles de cariño, ayudando en las necesidades, renunciando a nuestras cosas, gustos, aficiones, entregando todo. ¿Hay un límite en lo que está dispuesto a hacer uno por quién ama?. No. 
5.- ¿Sacrificio limitado?. Pero a veces queremos demostrar más de lo que podemos, y, en la desesperación prometemos lo imposible para nosotros. El sacrificio, la renuncia, debe ser proporcionada a las propias posibilidades, o también, proponiéndome cosas nuevas para ser nuevo en la relación con el Señor. Yo observo con respeto a personas que vienen descalzos o de rodillas ante la Virgen, o se pasan un rato largo de rodillas ante la imagen, y veo sus rostros, o sus lágrimas. Pero cuidado con la exageraciones.
6.- Un cambio para bien. Cuantas veces le hemos dicho a una persona al pedirle perdón, " partir de ahora te prometo que...". Lo difícil que resulta cumplir esto porque, antes de prometer, necesitamos estar realmente convencidos y convertidos. 
7.- Agradecidos por la fe. Sea cual sea nuestra promesa, sea como sea nuestra vida, necesitamos hacer un esfuerzo en tener una visión de la fe, superar los miedos o el intercambio de si me concede, sino, a que me llama todo esto, que me cambia, a donde me conduce Dios en mi vida, como vivo mi relación con El y con la Iglesia, cual es mi compromiso con la sociedad, en definitiva como está mi fe, como la cuido y como la vivo. No confundamos la fe con la magia, ni las acciones con fórmulas para conseguir algo. Por ejemplo, desde hace una temporada algunas personas vienen y cuelgan rosarios o escapularios en las imágenes, porque alguien se lo ha indicado que es bueno. Primero que esta no es costumbre aquí, ni nunca se lo hemos mandado hacer a nadie, que el rosario o el escapulario los necesitamos cada uno para nuestro uso, no las imágenes, y, tercero, la fe no se consigue solo con cosas.
8.- Vida nueva. Es necesario también pasar de un ritualismo vacío y alejado de la propia vida, a, una renovación de las actitudes. Cuando se le en la iglesia el relato de Jesús expulsando a los mercaderes del templo, muchas personas, yo también, pensamos en los defectos de la Iglesia, las imperfecciones de sus ministros, los pecados e hipocresías de los cristianos. Pero, yo también, pienso en las incongruencias y actitudes impropias de algunos que se pasean por cuanta romería hay y su vida está bastante lejos de la fe, que dicen, profesan. Llevar un hábito, o portar una vela, o hacer muchos sacrificios, incluso, personas que están a varias Misas pero como muebles porque tienen que cumplir, o quien llega después de kilómetros de peregrinación y ni un Ave María, sino que, se ponen de charla en la Iglesia, o quien se dedica a dar vueltas a la iglesia o pasar por debajo de la Virgen sin más inquietud que a ver cuantas vueltas me quedan, también son impropias de hombres y mujeres de fe.
9.- Promesas más allá de nuestro interior. Insisto que estamos ante un tema delicado y del alma, pero, que necesita una proyección hacia el Señor y hacia los demás. Incluso yo apuntaría el incorporar nuevas palabras, como, alianza, voto, y que revierta en una relación con Dios renovada y confiada, y, con los demás nueva y caritativa. No comprendo que con Dios pongamos alma, vida y corazón, y, con los demás estemos enfrentados, peleados y en discusión.
10. Algunas propuestas que nos ayuden a renovar la alianza bautismal y la caridad:

  • Si voy a peregrinar al santuario, comenzar y terminar con una oración, rezar durante el camino el Rosario, o hacer un tiempo prolongado de silencio. Puede ser una peregrinación penitencial a pan y agua, repasando la vida y confesándome al llegar. Evitar por el camino conversaciones impropias, críticas burdas.
  • Comprometerme a rezar por los enfermos cada día, encomendándolos a la Virgen con un misterio del Rosario.
  • Asistir a Misa los domingos y fiestas de precepto, preguntar sobre el significado de la celebración, escuchar con atención, participar activamente.
  • Leer cada día el Evangelio meditando y orando.
  • Rezar cada día el Rosario.
  • Apuntarme a un encuentro de oración, retiro espiritual, ejercicios espirituales.
  • Colaborar en las actividades de la parroquia: catequesis de adultos, grupos de oración, cáritas, lectura de la Biblia.
  • Colaborar con Cáritas o con un comedor social, o con un proyecto misionero.
  • Moderar el lenguaje que uso, palabrotas, blasfemias e intentar usar en la familia las tres palabras que nos dice el papa: "por favor, gracias y perdón"
  • Asistir a las celebraciones de la Romería con atención, respeto y en oración.
  • Renunciar al exceso de televisión, o internet, intentado estar más tiempo con los demás, o ayudando a quien lo necesita.
  • Visitar a los enfermos, no solo de la familia, sino también vecinos o amigos, y procurar ser positivo mostrando una actitud de ayudas.


Creo que cada uno puede ir ampliando el campo y viendo nuevas formas de comprometerse con el Señor a través de la Virgen.

Nosa Señora da Franqueira, aquí tes os teus fillos, a nosa promesa é a de amarte sempre.

Feliz día
Javier Alonso
A Franqueira
03-09-15

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