martes, 10 de marzo de 2015

LA LEY Y LOS PROFETAS


Estamos asistiendo a un relativismo tan feroz que incluso la Ley acaba muchas veces sometida a criterios individuales que la perturban. La Ley y los Profetas a los que se refiere Jesús no es el absolutismo que anula la libertad, ni el cumplimiento que lleva a una hipocresía de pantalla, ni a un moralismo que ciega toda persona. La Ley y los Profetas es Alianza. Os recuerdo que la primera lectura de la Misa dominical de esta cuaresma es el recordatorio en la sucesión de la Historia de la Salvación de la intervención de Dios, que de forma paciente y pedagógica, va guiando a su pueblo hacia la perfección. La respuesta del pueble de la Alianza en muchas ocasiones no es la más acertada, y así, cuando se aleja de esta Alianza, sufre las consecuencias de su infidelidad.
Pongamos la imagen de la vida matrimonial y familiar. Comenzamos en un pacto, una Alianza, sellada con el amor, pero este no es solo sentimiento y afecto, sino, entrega, compromiso, diálogo y encuentro, que poco a poco, va dando sus pasos en la vida. Si, en el momento en el que nace el desamor en forma de relativismo, y lo dejamos pasar, va apareciendo el desafecto a lo esencial. Relativizar es decir "hoy no tengo ganas de ayudarte", "ya hablaremos otro día de los problemas", "déjalo pasar", "el tiempo lo cura todo"... va surgiendo en la relación que no me importa si estamos bien o no, si las cosas funcionan o no, y de repente la frase "hemos perdido el amor". Queridos, el amor no se ha perdido, es que no lo hemos cuidado. Y posiblemente pongamos más el acento en cuestiones secundarias, pero esas, que sí son importantes, crean una montaña infranqueable que impide el encuentro.
Dios no relativiza, sino que El nos ama de forma excepcional y única, total y entregada, El es absoluto, El es amor pleno, total, infinito, y por eso, su Ley del amor nunca la incumple, su Palabra  profética siempre resuena, y cada afecto, cada palabra, cada gesto, cada "letra y cada tilde" es importante. Recuerda pues que no es mañana cuando hay que amar, sino que hoy abre la puerta al que viene a nuestro hogar, a nuestra vida.
Cuando vayas a Misa céntrate en las palabras de la Consagración para comprobar como, por la acción del Espíritu, el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, es el de la Nueva y Eterna Alianza, el de la Ley y los Profetas.
(Mateo 5,17-19)

Nosa Señora da Franqueira, Arca da Nova Alianza, roga por nós.

Feliz día

Javier Alonso
A Franqueira
11-03-15

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