martes, 30 de diciembre de 2014

NAVIDAD: ANUNCIAMOS LA ALEGRÍA

Nevada del 2008




Ayer daba un adelanto sobre el final del texto del relato de la Presentación del niño Jesús en el Templo. La profetisa Ana, anciana, viuda, mujer de oración y penitencias en el Templo, esperaba el consuelo de Israel. Esta mujer es el icono de un pueblo en espera, los pobres del Señor, que a pesar de su situación no abandonan la fidelidad a que el mismo Señor nos rescatará y nos consolará, "consolad, consolad a mi pueblo" escuchábamos hace unas semana a Isaías. Y el consuelo no viene por el cumplimiento de nuestras expectativas, sino de un Dios que se va haciendo con nosotros, hecho hombre, va creciendo en estatura y sabiduría, como nos relata el final de texto.
La llamada de hoy de la Palabra tiene varios aspectos que me parecen importantes:

1.- Para ver al Señor necesitamos estar bien dispuestos y trabajarnos. No es en el sofá de nuestro salón donde el Señor se nos manifestará dejando que la comodidad y la desidia hagan  cama en nuestro corazón. Aquella mujer pasaba los días en oración y penitencia, esto es, dialogando con el Señor, a la escucha como dice el mandamiento del Antiguo Testamento, "Escucha Israel". La oración nos serena y nos sitúa en una mirada bien distinta a la que puede proponernos el mundo. Tengamos la paciencia, y pidámosle esta gracia al señor, de ser constantes en la oración de poder ver al Señor cada día.

2.- Ana significa "Dios consuela", y es que el Señor viene a traernos la paz, a llenarnos de inmensa alegría, a fortalecer nuestras "rodillas temblorosas", Dios es nuestra paz y nuestro consuelo

3.- La misión de Ana, profetisa, no es la de invocar oráculos augurando nuevos tiempos o desgracias, sino que su profetismo es la de manifestar lo que el Mesías esperado, el niño que ha nacido, realiza ya en ella. Es testigo y testimonio. Nosotros, como Simeón y Ana, hemos recibido el Espíritu Santo, para contemplar la salvación y manifestar lo que Dios hace en nosotros. Somos profetas, esto es, anunciamos un Reino, el de Dios, y también debemos, denunciar, las injusticias y todo lo que impide el desarrollo de este Reino. El reclamo del Papa Francisco de una Iglesia en salida, por el mundo anunciando la Buena Nueva, una vez más aparece reflejado en la Palabra que se nos proclama cada día.

4.-Como en el hogar de Nazaret, en el silencio, en lo cotidiano, en lo habitual, en lo que hacemos cada día, descubrimos la presencia del Dios con nosotros.

Feliz Navidad a todos
Javier Alonso
Párroco-Rector da Nosa Señora da Franqueira

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