lunes, 24 de noviembre de 2014

ADVIENTO: QUE LAS NUBES LLUEVAN AL JUSTO

A Paradanta con su "boina" de nubes en el otoño.
La desnudez de los árboles, anuncio de un invierno en el que nacerá el Sol de Justicia: Cristo




Hoy el día amaneció claro pero con esa niebla que surge desde la montaña. El viento frío traía un anuncio de sol, pero de aire que llenaba los pulmones una limpieza desigual. Un día en que contemplando las montañas puedes observar un otoño que presagia la llegada del invierno. Y ahora va a dar comienzo el tiempo de la esperanza, el adviento.
Resuena ya con su estribillo fuerte, sereno, el canto de la esperanza: 

"Que las nubes llevan al Justo,
que la tierra brote al Salvador,
que nos ilumine el Sol de la Justicia,
VEN PRONTO SEÑOR".


Esas nubes que contemplo no son de lluvia, pero si uno se deja estar en ellas, acaba empapado. Así es la llegada del salvador el que esperamos, suave, sereno, dócil, constante, que como el "rocío de la mañana que desciende y empapa la tierra, así la Palabra, no vuelve sin antes nutrir la tierra".

En la sequedad de nuestra existencia es la Palabra que durante este Adviento vamos escuchando y que anuncia la llegada de la Palabra echa carne. Así te necesito Señor, así te esperamos, en la caída de nuestra verdor y de nuestra vida, en que nosotros hace el que creamos nuestras victorias fugaces de la bonanza, ahora descubrimos en la desnudez provocada por la tremenda tempestad de la vida, que solo tú nos traes la vida que no desfallece.

No esperamos algo, ni siquiera la memoria de un acontecimiento antiguo, sino, la novedad de ALGUIEN, que siendo el toda, se hace nada. Y yo, y todos nosotros, en el esplendor de nuestras cosas, nos lo creemos ser todo, pero despojado de lo que nos mal adorna, somos nada. Pero no es tiempo de desolación, sino, de realismo, en el interior de la apariencia de estos árboles secos, está el vigor de la sabia que sigue manteniendo la vida.

Para acoger al Salvador dejemos despojarnos, y así, desnudos de nuestras "virtudes" El nos dará la vida que nace con el que nace en la pobreza. No es fácil desprenderse de lo que creemos que nos da seguridad, pero el que nace en la fragilidad, es el que nos va a hacer criaturas nuevas.




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